sábado, 6 de septiembre de 2008

La imposible flor de la verdad

El humo se apoderaba de vidas inocentes, las marcas de los zapatos y de las manos vestían las paredes que ya se estaban oscureciendo. La locura y la desesperación iban aumentando con el correr de los minutos. Los héroes de la clandestinidad también.

Los hospitales no daban a vasto y los canales de televisión ya estaban anunciando los muertos. El lucro y el comercio no iban a esperar para adueñarse de ese episodio.

De las tragedias hay muchas personas que sacan rédito, los medios también, se peleaban por el número de víctimas como si fuera un sorteo de lotería. Si uno ponía 100 muertes, el otro publicaba 101 y así sucesivamente.

Los economistas, por ejemplo, saben muy bien que del pánico social es más fácil hacer ajustes económicos o aplicar políticas un poco cuestionables. De ésto hubo mucho en Cromañón.

Los culpables directos están siendo enjuiciados por la justicia; lento, tarde, con fallos cuestionables, al menos los autores y responsables del hecho están en el inconsciente de las personas.

Hay dos pilares más que son fundamentales para que la tragedia haya ocurrido. Uno de ellos es la sociedad. ¿Cuántas personas denunciamos lugares que no cumplen con las condiciones mínimas e indispensables? ¿Cuántos de los argentinos habrán pagados coimas a individuos vinculados con la justicia p la seguridad, como lo hizo Chabán?

El día que nos demos cuenta que la “viveza criolla” solo sirve para ayudar a este tipo de tragedias, la realidad puede comenzar a cambiar.

Por otro lado, está el segundo pilar y más importante que el anterior: los medios. Nuevamente, la responsabilidad que tenemos como comunicadores sociales se pierde en los intereses comerciales y en tratar de vender más que la competencia.

Algunos podrán decir que los medios no pueden evitar tragedias y eso es un error. Prevenir es evitar, generar conciencia es evitar y mostrarle a las personas las falencias de los sistema de seguridad, es evitar.

La información no sólo es realizar crónicas de la tragedia, los medios educan, forman opinión y pueden cambiar la realidad. Depende de quienes lo realizamos día a día. Ojalá se logren hacer más seguido informes periodísticos sobre los problemas que acontecen en la realidad social de nuestro país.

Este último pilar es tan importante que tiene la capacidad de construir el primer cimiento enunciado. Cuando la honestidad y el interés por una realidad distinta se apoderen de los medios, entonces se cumplirá el presagio: “al fin va a decir la verdad el que escribe los diarios, al fin van a dejar de rezarle a la televisión, ahí no voy a escuchar mentiras ni verdades cambiadas”.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Dieguito:me gustó mucho la nota y creo que todos los que formamos parte de EPIlogo coincidimos en lo importante que son nuestras palabras como medio de comunicación y la influencia que pueden ejercer en los lectores. Es claro nuestro compromiso y me gusto que hagas publico tu punto de vista sobre el tema, al cual me adhiero. taty